Estos días de cuarentena por COVID 19 han sido complejos, por un lado hay una sobre-exigencia para mantenernos productivas, hay que seguir trabajando, hay que seguir haciendo ejercicio, hay que seguir comiendo saludable, hay que seguir maternando, incluyendo tareas de escuela en casa y la organización en la misma, hay que conseguir alimento, hay que seguir en comunicación, con todo mundo … porque la vida sigue… pero también hay un llamado importante a mantener la calma y sobre todo, mantenerse en casa.
¿Cómo te mantienes en casa, relativamente tranquila, con hijos/as, con pareja, con familia, en medio de una pandemia como la que estamos viviendo? Porque además de los problemas cotidianos a los que generalmente nos enfrentamos, hay que sumarle el estrés, angustia, ansiedad e incertidumbre, individual y colectiva, por la situación sanitaria actual.
¿Mismo barco o mismo mar?
Recuerdo una frase que leí en días anteriores, decía algo mas o menos así “No todas las personas estamos en el mismo barco, estamos en el mismo mar, que no es lo mismo, y en ese mar hay quienes si van en barco, quienes van en lancha, quienes se aferran a un pedazo de madera y quienes van nadando con todas sus fuerzas”, y reflexionaba sobre el cómo estas diferencias con las que las personas nos estamos enfrentando a esta pandemia, no son solo económicas, materiales o sociales, sino también son nuestros propios recursos personales, nuestro interior, nuestra personalidad y nuestras herramientas, es decir, lo que hemos aprendido sobre cómo reaccionar ante situaciones difíciles.
Hay quienes, ante situaciones adversas, tienen entre sus recursos la práctica de la meditación, hay quienes son muy creativas y lo aplican a muchísimas actividades en su día a día, hay quienes tienen una conexión con la música, la lectura, la escritura o el arte en general; hay quienes han aprendido a ser asertivas; hay quienes han aprendido miles de juegos, y reír cuando las cosas no salen como se espera; hay quienes pueden hacer otras cosas diferentes. Cada persona puede tener habilidades distintas, y aprender a construirse un barco, una lancha, o un salvavidas, ante situaciones difíciles. Eso es la resiliencia, la capacidad que podemos tener las personas para salir de una situación adversa y salir fortalecidas en ese proceso.
Desarrollo de resiliencia
Una de las mejores cosas que tiene la resiliencia es que la podemos aprender, la podemos desarrollar, no es algo que solo tengan unas personas y otras no, sino que está relacionada con lo que nos han enseñado, lo que hemos observado a nuestro alrededor y hemos interiorizado, lo que sabemos hacer, en lo que somos buenas, y lo que nos es más difícil.
La situación de emergencia sanitaria que estamos viviendo en estos momentos es muy compleja, en muchos sentidos, y hay cosas que no están en nuestras manos para que esto cambie, situaciones que dependen de otras personas, de las instituciones, del contexto como tal, pero hay muchas otras que si están en nuestras manos, y si logramos, aunque sea por momentos, enfocarnos en eso que si podemos cambiar, en eso que si depende de nosotras, en eso que si puede generar un cambio tanto en nuestro interior, como en nuestro entorno, entonces nuestra manera de transitar por esta pandemia podría cambiar.
Quizá, solo quizá, podríamos salir de esta etapa más fortalecidas, con más conocimiento sobre nosotras mismas, con más paciencia y menos autoexigencia, y tal vez el enfrentarnos a nuestros demonios internos, o a los de las otras personas con las que convivimos a diario, nos obligue de cierta forma, a buscar otras maneras de relacionarnos, mas sanas, más amorosas, más respetuosas, para con las demás personas y sobre todo, con nosotras mismas.
Vamos paso a paso
Recordemos que este proceso, si decidimos transitarlo así, será paso a paso, y será cíclico, habrá momentos y días muy buenos, y habrá momentos y días difíciles, y cada uno tendrá su enseñanza y su reto. Algunas recomendaciones que te podrían ayudar en esta etapa son las siguientes:
Dedica por lo menos momento de tu día para conectar contigo misma, inhala y exhala de manera profunda, 3 veces, llevando tu atención a tu cuerpo y a lo que sientes en ese momento. Puedes sentir tranquilidad, alegría, paz, o también puedes sentir cansancio, agotamiento, tristeza, incertidumbre, y está bien, lo importante sería identificarlo.
Escucha a tu cuerpo, si tienes sed, si tienes hambre, si necesitas estirarte, si necesitas tomar un descanso. Nuestro cuerpo es nuestro vehículo para transitar por este mundo, y para relacionarnos con las personas, es importante escucharlo y cuidarlo.
A veces en casa son miles de cosas las que hay que hacer, trata de priorizar, no todo se tiene que resolver en un día, trata de identificar las cosas urgentes, las cosas importantes, y las cosas que puedes hacer para ti por gusto o placer, puedes intentar hacer una de cada una en el día, para ver cómo te funciona.
Evita tomar decisiones críticas en momentos de estrés muy alto o de mucho enojo, a menos que sea una situación de riesgo para ti o tu familia.
Trata de mantener comunicación con personas que contribuyan a tu bienestar, a veces el ver o escuchar a nuestras personas cercanas, platicar de cómo cada quien está llevando este proceso, pero también de otras cosas que no tienen nada que ver, ayuda mucho a acompañarse en la distancia.
Recordemos que estamos en una situación extraordinaria, y tal vez, podría ser una oportunidad para descubrir, re-descubrir o reinventar nuestras propias capacidades y herramientas personales para salir adelante en situaciones adversas, tal vez nos lleguemos a sorprender de nosotras mismas.
Vamos un día a la vez
Por: Adriana Medina Villegas
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