A veces llevamos discursos con nosotros que jamás cuestionamos, que jamás ponemos en tela de juicio y tomamos como realidades generalizables. La familia es un sistema vivo tan complejo y diverso que, poner sobre la misma, una determinada forma y predicciones sería nada más que un error. ¿Cuáles son las tendencias en la familia mexicana promedio?, ¿En qué forma ha cambiado?, ¿Cómo afronta el sistema familiar la partida de sus hijos?
La familia como un sistema viviente.
La familia, según Minuchin y Fishman (2009), es una unidad social que enfrenta una serie de tareas de desarrollo, con el fin de conseguir la protección psico-social de sus miembros, así como transmitir y acomodar una cultura. La familia se presenta ante nosotros como un sistema en constante cambio, que requerirá la adaptación de sus integrantes a nuevas situaciones, momentos de vida y a su cultura, de manera recursiva el sistema adquiere una identidad por sus integrantes, y sus integrantes se definen por su sistema.
Unos padres sin hijos.
Una de las etapas que conforman el ciclo vital de la familia es la partida de los hijos del hogar. Este momento se describe como una transición donde los jóvenes adultos abandonan su hogar, para poder continuar su desarrollo, lo cual deja a los padres con el reto de renegociar reglas y roles, formar nuevos vínculos extra-familiares, y/o resignificar su propósito de ser.
En México, la salida de los hijos del hogar se da en momentos muy avanzados de la familia, significando que los padres ya tienen una edad muy avanzada cuando esto ocurre; a pesar de ello, actualmente nos encontramos ante un cambio cultural que permite revalorar la etapa de la vejez, puesto que la preferencia urbana actual es la de la pareja de mayores viviendo solos, con individuos que conservan sus redes sociales familiares, y no familiares, con autonomía financiera y capacidad física y mental; no solo esto, sino que también se señala una corta duración de esta etapa en México, ya que se funde con momentos de regreso de los hijos por diversas causas como viudez, divorcio, desempleo, etc., lo que daría comienzo a una nueva etapa entre dos y más generaciones. (Montes de Oca, V., & Hebrero, M., 2006). Ante estas nuevas estructuras, nos encontramos con posibles nuevos dilemas, como los roles y jerarquías en familias multigeneracionales, o dificultades de adaptación a nuevos contextos y discursos.
A manera de conclusión me gustaría mencionar que no es necesario dar una connotación negativa a la etapa de la partida de los hijos del hogar; las transiciones del ciclo vital son crisis necesarias que habrán de poner a prueba a la familia y su capacidad de adaptación y evolución; siendo de esta forma que solo aquellas familias cuya rigidez les impidió adaptarse a los nuevos patrones caerán en situaciones de crisis. Además de ello, es importante que entendamos la multiplicidad de familias que existen, y la presencia tan dominante de la familia tradicional en México, no podemos mantener un discurso unitario para encasillar a cada una, que habrá de estar en miles de diferencias por múltiples razones. Es por ello que creo que la labor del terapeuta habrá de ser no el de meter una persona a su teoría, sino adaptarse él o ella junto con su teoría a la persona que tiene en frente, sabiéndose participe de un proceso de co-construcción de nuevos discursos.
Por: David Martínez
Bibliografía:
Beyebach, M., & Rodríguez-Morejón, A. (1995) El Ciclo Evolutivo Familiar: Crisis Evolutivas
Minuchin, S., & Fishman, V. (2009). Familias y terapia familiar. Barcelona (España): Gedisa Editorial.
Montes de Oca, V., & Hebrero, M. (2006) Eventos Cruciales y Ciclos Familiares Avanzados: El Efecto del Envejecimiento en los Hogares de México. Universidad Nacional Autónoma de México/Instituto Mexicano del Seguro Social.
Pérez, A., Pérez, R., Martínez, M. L., Leal, F. J., Mesa, I., & Jiménez, I. (2007). Estructura y funcionalidad de la familia durante la adolescencia: relación con el apoyo social, el consumo de tóxicos y el malestar psíquico.
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